Dialogo con el último Presidente socialista de la RDA, Hans Modrow
Las causas de la caída del Estado socialista alemán, 1989-90, y sus lecciones para América Latina (I)
Fuente: Heinz Dieterich (especial para ARGENPRESS.info)
1. Las lecciones del fracasado socialismo histórico europeo
Para la construcción del Socialismo del Siglo XXI es vital entender, por qué los poderosos Estados del Socialismo histórico europeo cayeron como castillos de naipes, a comienzos de los 90. Tres casos son de particular relevancia: 1. la República Democrática Alemana (RDA), cuyo alto nivel de vida -mucho más alto que el de cualquier país latinoamericano actual- y avanzados sistemas de educación y salud, no fueron suficientes para impedir la implosión del sistema; 2. Polonia, porque ni el empleo de las Fuerzas Armadas pudo impedir el derrumbe; y, 3. la Unión Soviética, donde ni la radical destrucción de las fuerzas y clases sociales opositoras, por parte de Stalin, ni el centralismo político-económico absoluto del sistema, garantizaron su sobrevivencia a mediano plazo.
En esta primera parte dialogamos sobre: 1. El papel de las Fuerzas Armadas en la implosión socialista; 2. La importancia de la propiedad estatal sobre los medios de producción; 3. La imposibilidad de construir el socialismo sin democracia participativa real.
2. El Ejército Nacional Popular (NVA) ante la transición
H.D. ¿Qué papel asumieron las Fuerzas Armadas ante la transición?
H.M. Los ejércitos de ambos Estados alemanes eran elementos importantes dentro de los bloques militares de la OTAN y del Pacto de Varsovia. La principal preocupación del Comandante en Jefe del Pacto de Varsovia, General del Ejército Luschew, consistió en garantizar la integridad militar de la Nationale Volksarmee (NVA, Ejército Nacional Popular de la RDA) y el mantenimiento de la estabilidad interna de la RDA, para impedir conflictos violentos entre el Ejército soviético y las fuerzas opositoras.
Todavía hoy hay un debate acerca de que sí en el otoño de 1989 hubo un viraje (Wende) en la RDA, si hubo una revolución pacífica o una contrarrevolución. Independientemente de la evaluación que se haga, hay dos momentos que son de importancia decisiva.
No se produjo violencia con derramamiento de sangre y el ejército soviético nunca estuvo ante la disyuntiva de intervenir militarmente. Por lo mismo es falso declarar, que Gorbatchev haya evitado algo. La verdad histórica es que él nunca tuvo una concepción políticamente madura para la unificación de los dos Estados alemanes y que nunca luchó por los intereses de la Unión Soviética, ni de los ciudadanos de la Alemania socialista.
Dentro de las Fuerzas Armadas socialistas (NVA), se instalaron „mesas redondas“, en las cuales se discutía sobre cuestiones de una reforma militar y la responsabilidad del liderazgo militar. El ejército siempre fue leal frente al gobierno.
3. La propiedad estatal y el desarrollo del Socialismo
H.D. ¿Cuáles son las principales causas de la caída de la RDA?
H.M. Hay factores internos, principalmente dentro del sistema político, y factores externos que tuvieron un doble efecto.
Mientras los países aliados de la Segunda Guerra Mundial todavía colaboraban entre sí, había cierta tolerancia entre ambos lados. Esto cambió con el inicio de la Guerra Fría, que se manifestó en el uso de armas nucleares de Estados Unidos contra Japón y que se concretizó en Alemania con su división en dos Estados de postguerra.
El factor de la división fue un factor político y personal en casi todas las familias y el conflicto entre los sistemas y la confrontación entre ambas superpotencias constituyó una carga y una limitante permanente para la RDA. El 13 de agosto de 1961, cuando se construyó el muro de Berlín, es una clara expresión de esta situación.
H.D. ¿Qué papel jugó el centralismo político?
H.M. En su inicio, bajo el Presidente Walter Ulbricht, la RDA tenía todavía una dirección caracterizada por su exilio en la URSS y la influencia de la Internacional Comunista (Komintern). Pese a esto, se procuró hacer reformas económicas en los años 60, que fueron cancelados por completo bajo el sucesor de Ulbricht, Erich Honecker.
Un sistema socialista necesita un proceso permanente de reformas y de renovación, que fue imposible en la RDA hasta octubre de 1989. Las causas principales de esta situación radican en el rígido sistema político jerárquico y su centro de poder absoluto. Este sistema no permitió ninguna innovación espiritual o práctica desde las bases de la sociedad.
H.D. ¿Qué importancia tiene la propiedad estatal y qué lugar deberían ocupar las diferentes formas de propiedad en una sociedad socialista?
H.M. La cuestión de la propiedad sobre los medios de producción es para todo sistema social, como se ha visto hasta el día de hoy, la base de su existencia y de su funcionamiento. En la RDA, la intención era concentrarse en dos formas de propiedad social: la estatal y las cooperativas. Las experiencias indican, sin embargo, que también en una evolución socialista debería haber diferentes formas de propiedad. Esto es de mayor importancia para la eficiencia de la economía y, sobre todo, para alcanzar una amplia alianza social.
Las industrias claves, el transporte y las comunicaciones, la educación y el sistema de la salud deberían ser propiedad del pueblo, administrada por el Estado. Para las cooperativas, particularmente en la agricultura y en el sector de la vivienda, al igual que para la pequeña y mediana empresa privada, los artesanos y las pequeñas tiendas, el Estado debe definir las condiciones de su funcionamiento en un marco de referencia. El objetivo económico tiene que ser un suministro seguro de bienes y servicios, la innovación y el crecimiento. Los intentos de lograr un desarrollo de este tipo se hicieron demasiado tarde. Cuando se trató de realizarlos, el tiempo ya se había acabado.
Todos los empeños de una transformación económica con carácter socialista requieren la unidad entre el poder político y la participación democrática amplia, profunda y multifacética. En ese sentido, elecciones son importantes, pero solo un elemento. Formas de democracia básica y de cogestión en las empresas pueden ser aún más importantes para impedir un centralismo unilateral. H.D. ¿Qué importancia tiene la propiedad estatal y qué lugar deberían ocupar las diferentes formas de propiedad en una sociedad socialista?
H.M. La cuestión de la propiedad sobre los medios de producción es para todo sistema social, como se ha visto hasta el día de hoy, la base de su existencia y de su funcionamiento. En la RDA, la intención era concentrarse en dos formas de propiedad social: la estatal y las cooperativas. Las experiencias indican, sin embargo, que también en una evolución socialista debería haber diferentes formas de propiedad. Esto es de mayor importancia para la eficiencia de la economía y, sobre todo, para alcanzar una amplia alianza social.
Las industrias claves, el transporte y las comunicaciones, la educación y el sistema de la salud deberían ser propiedad del pueblo, administrada por el Estado. Para las cooperativas, particularmente en la agricultura y en el sector de la vivienda, al igual que para la pequeña y mediana empresa privada, los artesanos y las pequeñas tiendas, el Estado debe definir las condiciones de su funcionamiento en un marco de referencia. El objetivo económico tiene que ser un suministro seguro de bienes y servicios, la innovación y el crecimiento. Los intentos de lograr un desarrollo de este tipo se hicieron demasiado tarde. Cuando se trató de realizarlos, el tiempo ya se había acabado.
Todos los empeños de una transformación económica con carácter socialista requieren la unidad entre el poder político y la participación democrática amplia, profunda y multifacética. En ese sentido, elecciones son importantes, pero solo un elemento. Formas de democracia básica y de cogestión en las empresas pueden ser aún más importantes para impedir un centralismo unilateral.
4. Guerra Fría y centralismo político: causas principales del derrumbe
* Hans Modrow, de profesión mecánico, estuvo cuatro años como prisionero de guerra en la Unión Soviética. Regresó como antifascista y socialista a la RDA, donde se adhirió al Partido Socialista Unificado alemán (SED). En la fase más crítica del derrumbe de la RDA, de otoño 1989 hasta la primavera de 1990, se le encargó la conducción del país. Negoció con los protagonistas de las potencias mundiales, como James Baker, el canciller de Bush padre, y la muy influyente Condoleezza Rice, asesora de ambos políticos; el Presidente Francois Mitterand de Francia y el “inepto” presidente de la URSS, Mikhail Gorbatchev, quién permitió que “Estados Unidos y la OTAN alcanzaran todos los objetivos que se habían trazado desde el inicio” de la crisis.
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