El New York Times, principal diario imperialista dice que deben retirar ya las tropas porque perdieron.
El momento de iniciar la retirada
Lunes 9 de julio de 2007 |
El diario The New York Times publicó ayer un durísimo editorial, de media página, sobre la guerra en Irak. Los siguientes son los principales párrafos:
NUEVA YORK.- Es hora de que Estados Unidos deje Irak, sin más demora que el tiempo que necesite el Pentágono para organizar una salida ordenada.
Al igual que muchos estadounidenses, habíamos postergado esta conclusión, esperando una señal de que el presidente George W. Bush realmente estuviese tratando de sacar a los Estados Unidos del desastre que creó al invadir Irak sin causa suficiente, a pesar de la oposición global y sin un plan para estabilizar la posguerra.
Al principio creímos que después de destruir el gobierno, el ejército y la policía, Estados Unidos estaba obligado a intentar alcanzar algunas de las metas que Bush decía perseguir, como construir un Irak estable y unificado. Cuando quedó claro que el presidente no tenía la visión ni los medios para hacerlo, argumentamos en contra de fijar una fecha de retiro mientras hubiera alguna posibilidad de mitigar el caos que con toda probabilidad seguiría a ello.
Bush prometió en varias ocasiones que todo cambiaría: después de una Constitución, después de enviar miles de tropas más. Pero esos hitos pasaron sin ningún progreso. Resulta claro que el plan de Bush consiste en mantener el curso actual mientras sea presidente, para dejarle todo el desastre a su sucesor. Cualquiera haya sido su causa, está perdida.
Los líderes políticos que Washington respaldó son incapaces de poner los intereses nacionales por delante de los ajustes de cuentas. Las fuerzas de seguridad que Washington entrenó se comportan más como milicias partidistas. Las fuerzas militares adicionales que se volcaron a la región de Bagdad no cambiaron nada.
Seguir sacrificando las vidas de soldados estadounidenses no es lo correcto. La guerra está agotando las alianzas del país y sus fuerzas armadas. Es una distracción peligrosa de la lucha a muerte contra los terroristas. Es una carga creciente para los contribuyentes y una traición al mundo, que necesita de la aplicación sabia del poder y los principios estadounidenses.
La mayoría de los estadounidenses llegaron a esta conclusión hace meses. Incluso en un Washington políticamente polarizado, las posiciones sobre la guerra ya no siguen las líneas divisorias entre partidos. Sacar a las tropas de la guerra debería ser el primer punto en la agenda del Congreso cuando vuelva esta semana.
El debate debe ser franco. Los estadounidenses deben saber que Irak y la región que lo rodea podrían ser aún más sangrientos y más caóticos después del retiro de las tropas. Podría haber represalias contra los que trabajaron con las fuerzas estadounidenses, más limpieza étnica, incluso genocidio. Flujos potencialmente desestabilizantes de refugiados podrían ir a Jordania y Siria. Quizá lo más importante, la invasión ha creado un nuevo bastión desde donde puede proliferar la actividad terrorista.
Los estadounidenses también deben ser honestos: mantener las tropas en Irak sólo hará que la cosa sea peor. Estados Unidos tiene alrededor de 160.000 soldados en Irak. Retirarlos sin correr riesgos será un desafío formidable. La salida debe ser todo lo que no fue la invasión: debe estar basada en la realidad y respaldada por recursos adecuados.
Uno de los argumentos de Bush contra la retirada es que llevaría a la guerra civil. Esa guerra está en pleno curso y puede tardar años en agotarse. Irak puede llegar a fragmentarse en repúblicas separadas, kurda, sunnita y chiita. Pero las tropas estadounidenses no van a poder evitar que eso suceda.
Traducción: Gabriel Zadunaisky
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