14 de febrero de 2006

Elecciones en Palestina, Histórico triunfo de Hamas

Escribe: Miguel Lamas

El aplastante triunfo de Hamas en las elecciones palestinas es histórico porque es la primera vez que la dirección de Al Fatah, la organización fundada por el fallecido Yasser Arafat, pierde una elección y la conducción política de la lucha palestina. Ganó el Hamas porque fue visto por el pueblo palestino como el sector político opositor a la llamada “hoja de ruta”, la falsa “paz” con Israel, a costa de mayor despojo de los palestinos. Al Fatah pierde su conducción histórica sobre el pueblo palestino porque aceptó la Hoja de Ruta de Israel y el imperialismo. Una “paz” que sólo trae desesperación y muerte a los palestinos. Por eso ganó Hamas que, aun en forma inconsecuente, se opuso a los acuerdos de paz y además es percibido como el sector que más impulsó la lucha armada contra Israel. Fue derrotado Abu Mazen, el que aceptaba la paz del genocida israelí Sharon. Por eso es también una derrota del plan de Sharon (hoy enfermo y alejado del poder). Palestina no es un país soberano ni un Estado Estas no fueron elecciones en un país soberano. Palestina es un país ocupado por el sionismo. Tres millones de palestinos, hijos y nietos de los que fueron despojados de sus viviendas y territorios en 1948, viven amontonados en las pequeñísimas Gaza y Cisjordania (20% del territorio nacional palestino de 1948, el resto lo ocupa Israel), un millón dentro del territorio que Israel considera parte de su Estado y otros cuatro millones desparramados en los países árabes. Gaza y Cisjordania son entonces sólo un fragmento de ese país martirizado y despedazado por una ocupación genocida que lleva sesenta años. Dentro de las propias Gaza y Cisjordania los colonos sionistas enviados por Sharon ocuparon las mejores tierras y se quedaron con el agua. Y el ejército israelí entra en los territorios cada vez que quiere, asesina a dirigentes según su voluntad, arroja bombas o misiles sobre zonas pobladas, destruye casas y olivos, que son la base de la economía agraria. La Autoridad Nacional Palestina (ANP) tampoco es un Estado, es sólo una administración derivada de los acuerdos con Israel. A tal punto, que los impuestos los cobra Israel y luego le da algo a la ANP. También recibe ayuda de países árabes y una supuesta “ayuda” norteamericana. En realidad le dan una pequeña fracción de lo que le roban. Sin embargo, incluso la existencia de esa administración, así como la retirada de Israel de Gaza, sólo puede explicarse por la heroica resistencia del pueblo palestino que Israel jamás pudo quebrar. Por eso tuvieron que negociar con sus dirigentes y aceptar establecer ese extraño gobierno palestino. Por eso estas elecciones, que ganó Hamas, no son “normales”. La discusión más importante era la Hoja de Ruta, el supuesto plan de paz, apoyado por los Estados Unidos y cuyo último impulsor fue Ariel Sharon. Este, por un lado, construyó un muro de cientos de kilómetros, arrebatándoles aun más tierras a los palestinos, y por el otro impulsó la evacuación de los colonos de Gaza (8.000) y de algunos de Cisjordania, como una forma de lograr que los palestinos aceptaran una “paz” basada en vivir en sus territorios tan escasos que no permiten ninguna economía viable y sin permitir el retorno de los 4 millones de exiliados. Los Estados Unidos e Israel aplaudieron cuando fue electo presidente palestino Abu Mazen, después de la muerte de Arafat, considerado como proclive a aceptar esa paz tramposa. El gobierno de Hamas Aunque el Hamas fue opositor a la hoja de ruta, no tiene un claro programa, salvo la reivindicación del islamismo. Aunque algunos de sus dirigentes y su programa original hablan de la destrucción de Israel, algunos de sus dirigentes dicen ahora otra cosa. Por ejemplo, Mohamoud Zahar, dirigente de Gaza, afirmó que “no consideramos a Estados Unidos como nuestro enemigo... y que Estados Unidos es clave en el proceso de paz entre israelíes y palestinos”. Por otro lado, los yanquis pusieron a Hamas en la “lista” de “organizaciones terroristas”. Dirigentes sionistas y del imperialismo discuten públicamente qué van a hacer ahora, frente al inesperado triunfo de Hamas. Lo único que está claro es que el pueblo palestino dijo, una vez más, esta vez con su voto, no a la ocupación de su país.

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